Al terminar la hechura, sus manos se agitaron en un advenedizo vibrato que hendía la incorporeidad de la brisa fría que, en ese atardecer del 23 de noviembre, se filtraba por la ventana. Su sostenida alocución entre el órgano y las cuerdas amainó mi vesania.
SUPLEMENTO LITERARIO
Quiza a una familia que necesita mi apoyo. Aun cuando mi ya manido nombre solo acompañaba al suyo para ensuciarlo o, en el mejor de los casos, para adornar, como las espiras de una columna salomónica, el rendimiento de quienes lo adulaban, yo lo encumbraba en mi altar, en mi basílica personal. En el transcurso de la busqueda de esta realidad, me estan aguantando muchisimas personas. Yo también me paré, por ósmosis. Deslizaría sus dedos por sus cuatro estiradas y vibrantes lenguas, acariciaría las curvas de su cuerpo para sentir sus estremecimientos y posaría su hirsuta barbilla de trovador muy cerquita de la boca redonda del instrumento para sustraer los jadeos y suspiros devenidos notas: do, re, sol, fa.
Disponibilidad
Aplaudí y aplaudí. Yo trabajaba de noche de cuidador del necrópolis de Chacarita y desenterraba esqueleto para esculpir vidas; cuando lo supieron, me acusaron de buscón y me encarcelaron. Me pagaron y me fui. En la habitación contigua al salón básico, Samuel se anudaba el corbatín. Dice el Pedro que se lo compró en 25 mil pesos. De ser necesario, aportaria algunos datos mas a esta historia, pero por favor comprendan mi temor.
Para Revista y Suplemento
Después se le acercó una comunidad que vivía en la esquinazo, querían una escultura del grupo familiar completo, incluido el can. Había quienes aludían a ella como la intelectual o la papisa de la lengua. Hace aproximadamente 2 meses atras, una tarde de domingo, en el trascurso de una charla, mi madrina -como quien no quiere la cosa- dice que fui adoptado. Quiza imagino a una madre sufriendo por un cachorro durante mucho tiempo, quiza llorando.
Tamaño del departamento:
Samuel pastoreaba su contemplación sin apercibirse de mi presencia. Ha editado en noviembre de un hermoso libro de cuentos, Retratos de la aldea, con ilustraciones a cargo de Miguel Carini. Me hizo el fo. La viola reposaba, quietecita, siempre dispuesta a ser toqueteada, sobada y despreciada. El que busca encuentra. Y, por supuesto, para que Samuel se bañara, pródigamente, con los vítores y ovaciones de sus seguidores. De familia de buena posicion economica. Aceptare lo que Dios y la vida me dé, pero con una sola condición
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Cerré los diques de mi ebriedad para que no se desbordaran mis ganas de asestarle un garrotazo que despelucara ese copete horrendo que se le encresta por encima de la fachada. A veces tardaba años para hacer la entrega porque eran muchos los pedidos, pero él siempre estaba tallando. Se puso serio y me miró fijamente a los ojos. Me pagaron y me fui. Prorrumpieron los aplausos. Estoy completamente preparado para todas las opciones que se puedan dar. Una sensación irresistible de detener el concierto me apoderaba, me gobernaba, me corroía.
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