Le dijo que estaba molesto con ella por haberse ido y que todo lo hecho, cada uno de sus planes retorcidos, había sido motivado por el rencor que sintió cuando salió de la fortaleza. Chaol apretó la boca ensangrentada, la cual quedó convertida en una línea delgada.
Categorias
Un príncipe. Otra deuda. Se merecía esta oscuridad, y cuando la frontera invisible se rompiera y esa cosa agazapada se abalanzara, se infiltrara y lo inundara… se lo merecería. Se preguntó si su viejo maestro lo sabía también.
Bible Living
Deseaba poder ver su rostro, admirar cualquier cosa en la penumbra debajo de esa capucha. No la invitó a ir con ellos. Ella había llegado demasiado tarde con los de Wendlyn. Chaol asintió. Chaol y su acompañante ya se habían ausente.
Un príncipe no hubiera permitido que le cortaran la cabeza a una mujer. Encuentra otro favor que te pueda hacer. Sin duda lo hizo de una botella que habían traído únicamente para él, ya que de ninguna manera en el reino del dios oscuro Arobynn bebería la rebajada sangre de gusano que servían en el bar. Era bella, aunque seria, semejante vez dos o tres abriles mayor. Tampoco se habían percatado de que ya casi no se paraba, excepto para satisfacer sus necesidades corporales. Quedaban muchas muchas deudas que pagar por lo sucedido entonces. Ella intentó controlar el enjambre de pensamientos que nublaba su mente, los ahuyentó de un manotazo y se concentró en el criminal que tenía enfrente. No se oía el mínimo murmullo de una persecución.
Suscribirse a Ejercicio Cerebral
No necesitaba la fuerza adicional, tampoco la velocidad, ni la ligereza de su forma de hechicera para derrotar a sus enemigos. Nesryn miró a Aelin de arriba abajo sin que sus rasgos serios mostraran cambio alguien. Si caía cara, Arobynn la había traicionado de nuevo; si caía cruz, los hombres del rey. De todas maneras eran una verdadera monserga. Al aparte esa parte de su anteproyecto permanecía en pie. Negro sobre negro: tal vez el rey de Adarlan ya se había cansado de fingir que no era una amenaza y había emitido un decreto real para abandonar el tradicional rojo y dorado de su imperio. Un príncipe hubiera detenido la acero. Sus ojos color plata brillaron a pesar de la penumbra. No fue culpa de ella, aunque él no pudiera asemejarse cómo se llamaba la madama.
Comentario
Leave a Reply