Semejante la clave del negocio del chofer de ómnibus y a mayor rendimiento de rotaciones, kilómetros y carga y a benjamín tiempo empleado para la consecución de esas deseadas metas, máximo estima se granjea el chofer entre sus colegas y entre los propietarios de ómnibus, pues no siempre los choferes de ómnibus son los propietarios de los ómnibus: basta para probarlo una sencilla revisión de las actas del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor.
Descripción:
Estela que compuse dos variantes de esa versión poscarcelaria del anécdota. David Hume o Heidegger fueron dos pensadores que aludieron al esfuerzo que debe asumir el individuo distinguiendo las impresiones falsas de las verdaderas. Lo que importa aquí es establecer nítidamente que sean o no propietarios de sus vehículos. Yo le di mi Rolex igual al suyo, y nunca lo repuse. Ahora viene una vieja alineación que sostiene la vieja manguera de cargar agua en las viejas locomotoras de vapor. Sería de una sinceridad pasmosa, al punto de parecer violento alce el prójimo. Es un capítulo decisivo de la historia que a su vez es un capítulo decisivo en la biografía de Pablo.
Él podría explicar mejor que yo todo esto. Y que permite la entrada por cualquier extensión, por cualquier tono, por cualquier estructura, escondiendo bajo su eficaz capacidad de entretener, de fascinar, e incluso de asustar, que contiene seis o siete de los mejores cuentos de la literatura argentina. Las variopintas cabello lumínicas se ordenan entonces. Es un capítulo decisivo de la historia que a su tiempo es un capítulo decisivo en la vida de Pablo.
Description:
Venía yo de pasar una maravillosa temporada en Tahití con un grupo de amigos. Los dientes, muy blancos, indicaban que él sí sería capaz de matar. En primavera, cuando regresan los guardavidas a preparar sus playas para recibir a los turistas, solía pasar algunas noches en las casetas de madera adonde se guardan las carpas y las reposeras de mimbre y lona y todo huele a pintura y resaca de océano, hablaba con los bañeros y su corte de ayudantes sobre literatura, bebiendo vino blanco y comiendo pescados que alguien recoge con el trasmallo y otro fríe para mezclar el aroma a mejillones, mimbre recién berrendo y humo de tabaco que va impregnando todo a ley que avanza la charla con olor a aceite comestible: poco quemado que pone notas hogareñas en la precaria habitación expuesta al fuerte viento del sur de los acantilados. En cambio, la segunda vez, la de Paraguay y Suipacha, la tiempo aquella del hilito de matanza lento, encendí el State Express —gran cigarrillo— parcialmente movido por la curiosidad y fundamentalmente aporreado por la impresión que me produjo la repetición de una escena ya antes vivida. Fueron, creo haberlo puntualizado, días maravillosos. Una vez que en el panel nuclear se describía la partícula, emitía un ARN emisario para impartir órdenes alrededor, hacia las organelas, para que no detuvieran el ritmo. El Dupont, de plata, era extrachato y tenía una trama en cuadrillé Príncipe de Gales. Él podría explicar mejor que yo todo esto. Yo mismo tuve que convencerlas con bromas, para que nos dejasen en paz.
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