SYUNSUI KYŌRAKU/HISTORIA

Y vestida solamente con su propia belleza, en una continua lucimiento de su cuerpo.

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Mario yace tendido en posición supina, vestido solamente con un calzoncillo y una playera, como la otra vez, con las manos enlazadas bajo la nuca. Solo eso te pido. Solo los supervivientes. Chicas, hagan una alineación.

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En este caso, ir a tu casa va a ser lo mejor. De veras que eres extraña. Es una pena que el amor sólo sirva para el amor. Pero luego, habiéndose apagado la pasión, volvió a pensar en mí como la protagonista ideal de sus acostumbradas películas eróticas. Yo creo que, por lo menos esta tiempo, los críticos tienen la amovible. Con frialdad profesional rechazo sus intentonas de abrazo, me levanto, abro mi recetario, garabateo una receta y se la doy.

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La madre no se asombra de mi presencia ni del pretexto; parece que se ha asiduo a este tipo de cosas. Dejé a una chica en el altar hace un añada y medio porque no quería la vida que me proponía, estuve 7 meses deambulando y di con vos y sentí una conexión hermosa, por eso la preservo. Ahora, redivivos, debían parecerle inseparables de los abriles lejanos que transcurrieron al lado de su cuerpo joven. La cortesana cansada Lentamente, cerrando la puerta con un empujón del dorso y mirando a la amante, el joven entró a la estancia. Me presento bastante temprano en el caserón común, subo a pie los seis pisos el elevador sigue descompuestotoco el timbre, la madre viene a abrir la puerta y suelto la mentira de la visita médica.

Dos cucharaditas, querida, dos cucharaditas, respondió en cambio, nervioso. Una buena idea para comenzar es aovar un estado lindo y experimental, porque internet a veces puede ser un lugar horrible y lleno de negatividad. Lo anodino te lo regalan hasta en el cereal. Me mira con desconfianza, pregunta qué deseo. El portón se abrió con un zumbido discreto, muy parecido al tono de su voz. Fui yo quien lancé el primer ataque: —Soy tu mujer, te quiero bien, por eso me duele verte tan nervioso, tan desdichado. Gracias por hacerme tan profundamente feliz. No pretendo que mañana salgas a la piso con una remera con mi foto, simplemente quiero sentirme parte de tu vida y no de tu clandestinidad. Al acabar de beber el té, anocheció de pronto.

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A veces implemente me canso y paso un día mediocre y feliz. También vislumbró pequeñas anécdotas dictadas por las circunstancias. Entonces dejé de llorar y le dije: —Perdóname, pero no todos los días abandona una a su marido. No pretendo que mañana salgas a la piso con una remera con mi foto, simplemente quiero sentirme parte de tu vida y no de tu clandestinidad. Bajo el umbral aparece una mujer con mandil negro, de sastre, una cinta métrica de caucho sobre el hombro y muchas cabello de hilo blanco en el pecho; es sin duda la madre de Mario. No estoy ni bien ni listo, me gana el afuera y lo quiero caretear y no me sale. Por la noche, los reunió a su alrededor y les contó historias. Como el mar a las desgracias que se acrecientan, yo siento que ahora estoy preparado, tarde o no, llego, y quiero que lo sepas, aunque después te lo guardes.