Es en el cuerpo imaginario adonde las palabras de la cabo hacen entrar las representaciones, que nos constituyen un mundo fabuloso a partir del modelo de la unidad del cuerpo. Las categorías tradicionales que organizan la existencia pasan al rango de simples construcciones sociales, condenadas a la deconstrucción.
Dicha unión, en lo concerniente a mi cuerpo, meum corpus, amén como tercera substancia entre substancia pensada y substancia extensa. De vuelta de Italia, tras una gira por las iglesias que Lacan llamaba bellamente una bacanal, advertía en su Seminario Aun: "todo es exhibición de cuerpos que evocan el goce"[2] —este es el punto en que nos encontramos en el porno. Por el contrario, el sinthome de un parlêtre es un acontecimiento de cuerpo, una alarma de goce. Es un arcano, decía Lacan. Lo que constituye un misterio, pero aun así es indudable, es lo que resulta del dominio de lo simbólico sobre el cuerpo.
Descripción:
El sinthome, en cambio, como amago del parlêtre, depende por su parte del cuerpo del parlêtre. Y en los relatos de pase hemos podido constatar aun qué punto esta categoría se usa poco ahora. Es levante goce de la palabra el que da a luz los grandes ideales del Bien, de lo Verdadero y de lo Bello. No lo vamos a lograr olvidando la estructura del síntoma del inconsciente, del mismo modo que la segunda tópica de Freud no anula a la primera, sino que la tiene en cuenta.
Comentario
Leave a Reply