Por arriba de la barba que al otro día se tenía que afeitar, le aparecieron unas gotitas de transpiración que me salpicaban cuando bufaba. Igual, me seguía cagando de calor porque me hizo acostar del lado de la pared porque dice que él se levanta abundante a mear.
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Por arriba de la barba que al otro día se tenía que afeitar, le aparecieron unas gotitas de transpiración que me salpicaban cuando bufaba. La realidad, que me dolía, pero no me raspaba, como su dedo. Haciéndome el boludo dejé arriar una mano hasta tocarla y dejó de roncar. Yo me le escapé resbalando, sentado, aun la cabeza de su bauprés. Acercaba la nariz a su espalda, para tocarle los pelos que le crecen desde la nuca hasta los hombros.
Y la ovulación es que tiene a base de violencia. Se sentó en la cama y me agarró de las piernas, sin que yo le soltara la pija y me puso arriba de él, para eficacia chuparme el culo. Así tres veces, hasta que se sacó el pantaloncito y me la puso entre las piernas. Cuando me preguntó donde cenaba, miré al piso y no le dije nada.
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Jamás me enteré por qué se había empedado. Pagó los dos colectivos él, su boleto y el mío. Mi vieja no entendía nada cuando llegamos. Tenía olor a transpiración, pero no del que larga cuando labura o cuando vamos a aventurar a la pelota. Yo no podía ver que hacía con la otra mano, pero por la sacudida supe que se pajeaba fuerte. Yo jadeaba como un hijo de puta, ya hacía poco que había apagado.
Comentario
Entre los que nos dicen.
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